viernes, 13 de febrero de 2015

A la luz de un candil apagado...



A LA LUZ DE UN CANDIL  APAGADO...





Este poema pertenece a mi infancia, mis hermanos mayores me lo hicieron aprender a la vez que se reían de mi pronunciación. Verdaderamente le tengo mucho cariño a este poema del disparate. Repetido en mi familia a la que siempre gustaron las historias, los cuentos y los divertimentos con las palabras. Es significativo que cuando lo he contado para completarlo en mi pueblo, nadie lo conocía. Alguien me dijo que procedía de la zona de Murcia, y que era dicho por arrieros y gentes de buen humor para entretener las largas caminatas. Solo recuerdo estas pocas estrofas de este poema.

                                             A la luz de un candil apagado, 
                                             un ciego leía
                                             un manco escribía,
                                             y un calvo que por allí pasaba,
                                              los pelos de punta se le ponían.
                                             Cerré la luz,
                                             apagué la puerta,
                                             acosté el traje,
                                             me colgué en la percha.
                                             Oía una voz que decía:
                                             Sal a la luz hombre de poca ventana,
                                            dame un vaso de sed que vengo muerto de agua.

Esta es otra versión de las tantas que circulan por la red.


Era una noche soleada, y sin embargo llovía.
Una rana muerta nadaba en una charca vacía.
Iba yo solo, con veinte de mis amigos…
Y oímos unos pasos extraños.
¡Era un esqueleto!
Yo saqué mi navaja, sin mango, sin hoja y sin tornillo.
Y se la clavé en el hígado izquierdo de la parte derecha.
Volví corriendo a mi casa.
Encendí la puerta.
Cerré la luz
Colgué mi chaqueta en la cama y me acosté en la percha.

A la mañana siguiente una voz me despertaba:
“Asómate a la vergüenza, hombre de poca ventana
y dame un vaso de sed, que vengo muerto de agua.”
Otra versión del poema, esta recogida por el Instituto Cervantes, recopilada   y rehecha de aquí y allá  mezclando trozos de otros poemas.

EN UNA NOCHE DE INVIERNO

En una noche de invierno,
cuando más brillaba el sol,
una manada de cerdos
volaba de flor en flor.

Los gusanos comían pollos
mientras que las mariposas
con sus dientes pavorosos
se hartaban bien de bellotas.

Salí de casa corriendo
y me encontré un esqueleto,
estaba tan gordo y flaco
que el pobre no tenía huesos.

Con mi navaja trapera
que no tiene hoja ni mango
le atravesé el corazón,
el estómago y el bazo.

Él me dijo: “Me has matado”.
Así yo lo reconozco,
pues echaba tanta sangre
que llenó todo de polvo.

Me persiguió la injusticia
que iba en un carro sin ruedas.
Yo monté en un caracol
raudo como una centella.

Me caí en un precipicio
de un centímetro de alto
produciéndome chichones
de metro y medio de anchos.

Qué dolor más agradable,
qué dulce fue la caída,
y aún tuve mucha suerte
pues caí de abajo arriba.

Un ciego estaba leyendo
con unas gafas de palo
un periódico sin letras
bajo un candil apagado.

Y en las viejas novedades
decía que había muerto
un bebé de noventa años
congelado en un incendio.

En la sección de deportes
cuentan que en un cementerio
había estallado una bomba
dejando miles de muertos.

Llegué a casa medio vivo,
cansado de no hacer nada,
acostándome en la percha,
colgué la ropa en la cama.

Después encendí la puerta 
y abrí la luz hasta el fondo,
di de comer al geranio
y cogí peras del olmo.

A mi abuela de seis años
le dije con gran afán:
Deme sed, que tengo agua,
deme hambre, que tengo pan.

Con un poco por aquí
y otro poco por allá
os he contado esta historia,
creedla, que no es verdad.




5 comentarios:

  1. ((Yo Edgardo Nieto de Andaluces de Málaga y Marbella)
    "A la sombra de un sauce sin hojas,
    y a la luz de un candil apagado
    había un inválido bailando,
    un manco tocando
    y un mudo cantando..."

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  2. Me gusta ezta última versión era la que venia en un libro de español lectura

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  3.  A la luz de un candil apagado, 
    un ciego leía un periódico si letras,
    un manco escribía,
    y hasta a un calvo que por allí pasaba,
    los pelos de punta se le ponían.
    Llegué a mi casa
    Cerré la luz,
    apagué la puerta,
    acosté el traje,
    y  me colgué en la percha.
    A media mañana oí una voz que decía:
    Asómate a la verguenza cara de poca ventana,
    y dame un vaso de sed que vengo muerto de agua.

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  4. En una tarde lluviosa de gotas secas, un ciego leyendo un diario sin letras.....

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  5. Yo recuerdo bagamente uno pero es diferente a todos ellos, aunque se quiere parecer en algunas partes si alguien lo sabe por favor decirme.

    Era una noche muy oscura
    Donde se podía ver el sol
    Llovía y llovía
    Pero nada se mojaba
    Debajo de una luz apagada
    Un ciego leía un periódico,
    Un sordo lo escuchaba
    Un mudo le decía que linda es tu poesía.

    Esa es la parte que recuerdo pero se que era mucho más largo.

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